La moda del running
La práctica de actividad física es esencial en nuestras vidas para mantener una buena salud física y emocional. Con el paso del tiempo se han ido
desarrollando múltiples disciplinas para hacer deporte de diferentes formas,
consiguiendo a su paso cada una de ellas devotos y detractores por doquier.
Algo que hemos estado realizando desde que el ser humano dejó de caminar de manera cuadrúpeda es correr. Al inicio de nuestra historia como Homo Sapiens lo hacíamos para cazar a nuestra presa o huir del león, y ahora lo hacemos para llegar a meta antes que nuestro amigo en la carrera del domingo.
Correr es una actividad física que ha generado gran controversia en la
población general ya que existe la creencia que el impacto repetido de cada
zancada es perjudicial para nuestras articulaciones. Un grupo de investigación (Shu et al., 2024), estudió toda la información en relación con el impacto de correr en los discos intervertebrales. El disco intervertebral está compuesto por el núcleo pulposo y el anillo fibroso, siendo el primero el que recibe la presión generada en cada impacto y lo dispersa a través del segundo. La degeneración del disco se evidencia en una pérdida de altura, una pérdida de intensidad en la señal en una resonancia o en la visualización de una estructura irregular.
Los investigadores observaron un cambio negativo leve al estudiar los efectos agudos del running en una población de corredores. Esto quiere decir que vieron una ligera pérdida de altura o de volumen en los discos intervertebrales de corredores que recién acababan de correr. Si dejáramos de leer aquí pensaríamos que correr es muy negativo para nuestra columna. Sin embargo, lo curioso es que en otras investigaciones que estudiaban los efectos del running en los discos intervertebrales largo plazo observaron que los discos de la población corredora presentaban mejor salud que aquella que no corre.
Estos resultados pueden parecer contradictorios, pero se teoriza que el disco intervertebral tiene un posible margen de aceptación de carga o de presión, del que se puede beneficiar. De esta manera, al correr, la desaceleración del cuerpo al impactar con el suelo provocaría una presión en los discos de hasta 3 veces el peso corporal. Esta situación, de manera aguda provoca una inflamación pudiendo observarse una degeneración transitoria del disco. Hablamos de transitoria ya que, si la carga está dentro de este margen mencionado anteriormente, el disco conseguirá un estado de “supercompensación” en el que mejorará su calidad previa a la carrera.
De esta manera, a largo plazo, el disco se beneficiaría del impacto que supone correr, tras haber pasado por un estado de calidad menor transitoriamente y de manera aguda. Dicho esto, no salgan a correr como locos, pero si pueden dejar de tenerle miedo por el impacto que supone. Si nuestro cuerpo está en forma para correr, podrá soportarlo y podrá beneficiarse de ello.
Referencia:
Shu, D. et al. (2024) ‘Impact of running exercise on Intervertebral Disc: A systematic review’, Sports Health: A Multidisciplinary Approach, 16(6), pp.
958–970. doi:10.1177/19417381231221125.
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Javier A. Fisioterapeuta y entrenador. Clínica Eudamy. Sevilla. Bami.